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Lugar: Madrid, Spain

22 de febrero de 2008

Quién dijo miedo? ... YO

Aquí estoy nuevamente y hoy sencillamente me surge una pregunta...

¿Alguna vez han sentido ustedes que tienen frente a sí mismos, múltiples opciones para elegir hacia dónde quieren dirigir sus vidas y se encuentran de repente perdidos, sintiendo que no se encuentran ni siquiera cerca de sentirse seguros de una cosa o de la otra?

Pues bien, así me encuentro yo, veo múltiples opciones en mi horizonte y no veo ninguna, es como si tuviese opciones de neblina, están allí pero tengo que decidir ponerme en marcha hacia ellas y no sé a donde dirigirme, no sé dónde poner mis energías y en ese no sé, se nublan las opciones y aparece el insufrible miedo a no hacerlo bien, que se disfraza de un millón de excusas que no siempre identifico.

Aparecen ante mi rostros de personas con "mejores posibilidades que yo" y después me pregunto... ¿por qué se me quiere abrir esta puerta a mi y no a ese otro... intervención divina? ¿mis capacidades? esas en las que ciertamente me cuesta confiar y que temo exponerlas al escrutinio de otros.

Esto, a su vez, me hace pensar en el papel que he asumido siempre, permanecer detrás de quien se expone, y en las oportunidades que dar la cara, de expresar opiniones, de decir lo que pienso y hacerlo, de tomar la iniciativa, que se presentaron muchas veces, y no las tomé, esas oportunidades no... y ¿por qué?... no lo sé a ciencia cierta, pero clarísimo que algo tiene que ver con la crítica y el temor a equivocarme ante otros y no en la privacidad de mi espacio.

Pero, si no salgo de allí, ¿qué me espera? ¿voy a ser feliz con lo que finalmente consiga, sabiendo que pude haber tomado decisiones que me afectaran a mi y a otros de una manera distinta y no haberlo hecho por miedo?..... la cosa es amigos mios, que tengo miedo, de decidir, de exponerme, de jugármela.


17 de febrero de 2008

Ingenuidad

Hace cinco meses llegué a Madrid con la intención de enriquecerme profesionalmente, lo que no me imaginé es que el estar aquí implicaría tanto encuentro conmigo misma, con mis emociones, con mi historia, con lo que soy, y que inesperadamente seguiría sorprendiéndome.

Ayer me topé de frente con la ingenuidad, con mi ingenuidad... nunca me he descrito como ingenua, pero la verdad es que cuando una empieza a dejar de protegerse, a dejarse afectar por otros y sobre todo a creer en el derecho y la oportunidad que tiene cada ser humano de enmendar, de crecer, de superarse a sí mismo; en esa esperanza circula algo de ingenuidad. Pero ésta no lastima, ni me hace sentir débil, sencillamente, me sorprende.

Aclaro además, que no me siento en posición de víctima ni en desventaja tras este descubrimiento, y el no haberme abandonado en la posibilidad de cambio del otro y el intentar mantenerme conectada con lo que soy, lo que quiero y siento, tiene mucho que ver con ello.

Por supuesto, el creer en las personas y en su capacidad para "ser mejores", o al menos un poco más felices, con relaciones interpersonales satisfactorias, etc., no significa que optarán por elegir crecer, que crecer duele y, sobre todo, implica mirarse a sí mismo, lo que me gusta y lo que no, y eso no es tan sencillo.